En algunos proyectos, previo a la implantación de una mejora concreta, se realizan auditorías de procesos que sirven de radiografía del estado actual de la industria, y como base para seleccionar los puntos donde focalizar recursos y esfuerzos de mejora.
Estas auditorías no se basan únicamente en consumos, si no en todos los gastos que forman parte del proceso: personal, maquinaria, tiempos, materias primas o logística entre otros. De esta forma, no se obtienen sólo mejoras en consumos de electricidad, agua, aire comprimido o vapor, si no que se alcanzan objetivos de aumentos de producción, disminución de stock o de espacios de trabajo/almacenaje, disminución de personal o disminución de la repercusión de mano de obra en el coste pieza/producto, y otros muchos puntos que dependiendo del proceso pueden suponer ahorros mucho mayores que los obtenidos en una auditoría energética al uso.